CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA PETROQUIMICA
CAUSAS:
Una explosión en la petroquímica de Tarragona causa 12 heridos
• Dos trabajadores afectados por la onda expansiva precisaron atención hospitalaria
• La factoría de Repsol en La Pobla de Mafumet estaba inactiva por revisión
Trabajadores en la entrada de la refinería, ayer. Foto: JOAN PUIG
FERRAN GERHARDLA POBLA DE MAFUMET
Una fuerte explosión en las instalaciones de Repsol Petróleo en el municipio de La Pobla de Mafumet provocó, a las 17.15 horas de ayer, heridas leves a 12 trabajadores y obligó a activar durante dos horas en fase de alerta el plan de seguridad química de Catalunya (Plaseqcat), según informó la Generalitat. El accidente se localizó junto al cracker o planta de etileno de la refinería de Repsol, equipamiento que se halla inactivo desde el pasado mes de octubre debido a tareas de revisión y mantenimiento. Dos de los heridos fueron trasladados el Hospital Joan XXIII de Tarragona.Los 12 operarios, la mayoría de empresas externas contratadas por la refinería, fueron atendidos inicialmente por los servicios médicos y los dos que precisaron atención hospitalaria quedaron en observación al presentar uno lesiones en un oído y el otro, en las cervicales. Aunque anoche se ignoraba la causa del suceso, que los técnicos de la empresa intentaban determinar, Josep Bertran, portavoz de Repsol, adelantó que la principal hipótesis era que algún producto se habría filtrado en la red de drenaje de la planta y que la acumulación de gas habría generado un fogonazo. "Solo hubo una explosión, aunque al saltar las tapas de cuatro arquetas del alcantarillado subterráneo pareció, desde el exterior, que fueron cuatro", dijo Bertran. La onda expansiva fue la que causó lesiones a los trabajadores.
CONSECUENCIAS:
La privatización del 49% del valor de los activos de la industria petroquímica muestra dos elementos fundamentales que han caracterizado al actual gobierno federal. El primero, el hecho de que por encima de los reclamos sociales de un pueblo para el cual se supone que se gobierna, se anteponen los reclamos de los inversionistas extranjeros y las sutiles “sugerencias” del fondo monetario Internacional (FMI). Esto lo prueba el hecho de que a pesar de la oposición nacional a la venta de la industria petroquímica, de todos modos el gobierno decidió llevarla a cabo. Desde luego, tuvo que cambiar su táctica, pero la estrategia es la misma. Tarde o temprano, la petroquímica en su totalidad pasará a manos del capital privado.
El segundo, el cambio de táctica evidencia un gobierno que con tal de alcanzar sus fines está dispuesto a disfrazar la verdad, encubriéndola con un manto de falso reconocimiento de los reclamos sociales. Porque el truco de poner a la venta sólo una parte de la petroquímicas no es en realidad en atención al reclamo social. Es una forma de parar el reclamo social para operar de manera más libre y sin presiones una privatización, que se transfiere en el tiempo pero que será llevada a cabo de manera total. De hecho, la disposición legal para que puedan crearse otras empresas productoras de petroquímicos con capital 100% privado manifiesta que el gobierno no se ha movido ni un ápice de su postura original y que está dispuesto a llevar a cabo la privatización aun a costa de relegar lo que quede de industria petroquímica estatal.
El engaño a la sociedad pretende operar, incluso, para evadir la presión política del propio Partido Revolucionario Institucional que se declaró en contra de la privatización en su pasada Asamblea Nacional. Esto ya es decir mucho, porque el gobierno atenta contra la credibilidad que pueda tener dentro del propio partido político que lo fundamenta y que le brinda una base social. Pero, desde luego, a nivel de la sociedad civil, lo muestra como un gobierno sin conciencia nacional y sin preocupaciones sociales. A fin de cuentas lo grave de la privatización de la industria petroquímica no es ya tanto que la nación no sea propietaria de esta industria. Es decir, lo más grave no es que pierda parte de su patrimonio, sino el hecho de que, al perderlo, está perdiendo la posibilidad de determinar las particularidades de su desarrollo y, sobre todo, está perdiendo la posibilidad de poder impulsar su desarrollo.
Desde luego, el gobierno no privatiza por perversión. Lo hace bajo el convencimiento de que ello propiciará una reactivación económica en el sector. Y tal vez eso suceda. Pero ello se dará a costa de una mayor dependencia económica con el exterior y a costa de una profundización de la desigualdad en el desarrollo de cada uno de los sectores que componen la economía nacional. Así pues, la semiprivatización no es sino el preludio de una privatización a secas. Y la seudo-propiedad estatal que quede no es sino una mera figura decorativa, una licencia retórica de un gobierno que ha abdicado en su papel de líder social.